viernes, 26 de febrero de 2010

El cine español aprende a competir en taquilla

El pasado año resultó mucho mejor de lo esperado en cuanto a taquilla para el cine español. En verano de 2009 nada hacía aventurar que la campaña acabaría siendo una de las mejores en cuanto a recaudación para la historia de nuestro maltrecho cine patrio; y es que la cuota de pantalla había sido del 9,9% durante el primer semestre del año. Esto no hacía sino consolidar una caída libre que había comenzado en 2005 (año en el que sólo el 21,3% de las películas vistas en nuestras salas eran españolas), y había empeorado en 2006 (18,8% de cuota de pantalla), 2007 (15,8%) y 2008 (13,1%). Por tanto, ese 9,9% registrado el pasado mes de julio hacía temblar a más de uno.


Pinta mal la cosa ¿no? Pues, si la analizamos más a fondo, pinta peor: y es que en 2008 las películas españolas recaudaron en taquilla 81 millones de euros, pero recibieron subvenciones del Fondo de Protección a la Cinematografía por valor de ¡85 millones de euros! El dato es demoledor, en 2008 nuestra industria cinematográfica comió de lo que le pagaba el Estado, algo inimaginable en cualquier otro sector productivo. Aquí tengo que citar ineludiblemente a mi amigo Antonio, que constantemente me recuerda que la mayoría de los cineastas españoles viven de la sopa boba. Su argumento es inapelable: "si yo abro una zapatería y no vendo zapatos, la cierro porque el negocio no es rentable, y asumo las consecuencias de mi mala inversión o incompetencia para gestionar el negocio. Pero si en España haces una película que naufraga en taquilla, ¡no pasa nada! Pides una subvención al Gobierno y haces otra". Y así tenemos grandes directores que a Garci y cuatro más les deben encantar, pero que al público (el que paga) está visto que no; pero a pesar de contar sus estrenos por discretos (o fracasos) siguen en el negocio. Oiga, así también hago yo cine.

Volvamos a verano de 2009, ¿qué fenómeno se produjo a partir del mes de octubre para darle la vuelta a la tortilla? Pues fenómenos con nombre y apellido: Rec 2, Celda 211, Spanish Movie, Planet 51, Ágora y El secreto de sus ojos. Seis números 1 de taquilla, algo impensable para el cine español, que cuando ha registrado una buena taquilla anual suele ser arrastrada por una o dos películas (los casos de Torrente 2 y Los Otros son de referencia). Estas películas han tenido tal respuesta de público que permitieron cerrar 2009 con una recaudación estimada de 104 millones de euros (aún no se conocen datos oficiales), a lo que se deberá sumar lo que recauden en salas de otros países. Y el tirón de estas producciones continúa siendo el principal sustento de la taquillas española durante los primeros meses de 2010. ¿Notáis cuál es el parecido entre todas ellas? La calidad es más bien dispar, y el público al que se dirigen también. La respuesta es que TODAS son películas de género: terror, thriller carcelario, comedia que copia descaradamente a las spoof movie yankis, animación digital, un péplum en toda regla y un thriller noir de investigación.

Nada de triángulos amorosos, de tórridos romances, de complicadas tragedias, de comedias castizas... nada de eso. Cine de género con la estructura y referencias heredadas del cine USA, el cine que va a ver la gente, al que está acostumbrado el público (sí, porque nuestro público conoce y disfruta más los patrones del cine USA que los del cine español, basta con ver la taquilla). Los productores de estas películas lo sabían, y los directores (en su mayoría jóvenes que han bebido más del cine de Spielberg, los Farrelly o Pixar que de Garci, Trueba y Bigas Luna) también, y han ofrecido descaradamente y sin tapujos lo que el público demandaba. Acompañado, eso sí, por una producción y una inversión a la altura de lo que nos suele proponer Hollywood, porque si no, no cuela. ¿Alguien cree que Ágora tiene peor puesta en escena que los últimos péplum procedentes de Hollywood? ¿O nota alguna diferencia entre la animación de Planet 51 y la de una peli de Dreamworks? Son películas realizadas por equipos eminentemente españoles, pero con un continente y un contenido más del gusto del público global, lo que permitirá que continúen su carrera comercial fuera de nuestras fronteras.

La duda que nos queda es, ¿es esta tendencia positiva? Yo creo que sí. Muchos afirmarán que esto es abrazar la globalización, perder la seña de identidad de nuestro cine. Yo creo que al público hay que entretenerle, ofrecerle lo que quiere, y después le podremos deslizar sutilmente nuestro mensaje, nuestro estilo o nuestra seña de identidad.

Lo que está claro es que el cine español no podía seguir por donde iba; así que, bienvenido este cine español de género, este cine comercial, de valores de producción elevados y grandes inversiones. Primero ganémonos al público, que esto es una industria, y luego preocupémonos de nuestras señas de identidad

Safe Creative #1002265632728

lunes, 1 de febrero de 2010

Temporada final de Perdidos: el hito de la TV moderna llega a su conclusión

Hoy se estrena en USA la temporada final de Perdidos (Lost), el broche final de una serie que ha revolucionado los parámetros de la ficción televisiva; una producción que, guste o no, ha supuesto un hito como pocos en la historia del medio.


¿Es Lost tan buena como dicen? Sin duda lo es, porque más allá de su adictiva trama y de su impecable uso del cliffhanger (ese final de capítulo abrupto que nos deja impacientes por ver el siguiente), más allá de sus poderosos personajes, la creación de J.J. Abrams y Damon Lindelof logra reescribir a lo largo de sus cinco años en antena las reglas del juego, la manera en que se debe hacer televisión.

Y es que Perdidos ha roto con muchas de las leyes no escritas del medio: los arcos argumentales no duran un capítulo, como es habitual en la ficción televisiva, ni siquiera una temporada, sino que se han mantenido a lo largo de seis años; adiós también a la continuidad temporal, con constantes saltos en el relato que hace un uso masivo del flashback y el flashforward; y adiós a la tiranía del estudio, que dictaba que una producción debía alargarse si era rentable: en Lost el desarrollo y el final de la serie han estado planeados al milímetro desde el principio, y durante los últimos cinco años hemos asistido a cómo la trama se hilvanaba poco a poco, como piezas de un puzzle que van cayendo y encajando, formando un cuadro que paulatinamente vamos comprendiendo mejor a medida que tenemos nuevas piezas que colocar en el tablero.

A ello debe sumarse el tan comentado uso de Internet como elemento de difusión de la serie y potente herramienta de comunicación entre sus creadores y los fans de la misma. Fans que han sabido organizarse a través de la Red para presionar y mantenerla en antena incluso cuando las audiencias eran pobres; algo que sucedió principalmente en los comienzos de la primera temporada, cuando la cadena ABC decidió echar al productor después de gastarse 13 millones de dólares en el aparatoso episodio piloto, sin que se supiera muy bien a dónde iba a parar todo aquello.

Ciertamente, Perdidos introduce muchos elementos novedosos en la ficción televisiva, pero personalmente creo que lo más importante de esta serie es que presupone que sus espectadores son gente inteligente. Perdidos rompe con la gran regla no escrita de la televisión, que dicta que al espectador se le debe dar un producto ligero que asimile con facilidad, y plantea una historia y un desarrollo que suponen todo un reto para su público. Abrams y Damon nos dicen "el camino va a ser largo y difícil, a menudo os sentiréis perdidos, pero os prometemos que llevaremos esto a buen puerto y que os lo pasaréis bien durante el trayecto, pero tenéis que poner de vuestra parte".

Personalmente, esta es la televisión que llevaba esperando toda mi vida, la que me trate como una persona inteligente; la que, al igual que un buen libro, me rete a pensar y reflexionar, a intentar anticiparme al autor; la que me deje clavado en el sofá asimilando lo que he visto. Esa es la propuesta de Perdidos, la propuesta de otra televisión que está ahí: la propuesta de Urgencias, de The Wire, de House, de Los Sopranos, de Entourage y de Battlestar Galactica, de Dexter y de Mad Men. Otra televisión de la que Perdidos es su exponente más popular, pero (¡gracias a dios!) no el único.

Os dejo con esta fantástica infografía, titulada "Una isla perdida en el tiempo", realizada por el diario Público para su reportaje con motivo de esta sexta temporada.