Y en un primer momento la respuesta me chocó, porque existe una cierta conciencia cultural de que la maternidad es la función más sagrada que puede desarrollar una mujer, así que no me esperaba esa negativa tan rotunda a una máxima implícita, a un acuerdo consuetudinario que no se suele verbalizar pero que está ahí. Y tras reflexionar un poco sobre ello, te das cuenta de que la maternidad ha sido una poderosa herramienta machista, si no la principal, para frenar el desarrollo de la mujer. Cuando llegaba un niño al mundo se daba por sentado que su educación era la responsabilidad principal de las madres, y en base a este argumento la mujer debía abandonar su carrera profesional,cualquier aspiración personal, retirarse de la vida social activa y consagrarse al cuidado de la descendencia y de su casa. En la mayoría de los casos de buen grado, sin darse cuenta en ese momento del sacrificio que se les pedía, imbuidas de ese concepto trasmitido generación tras generación de lo que debía ser la maternidad.
Sabemos que hoy no es así (al menos no en todos los casos) pero, principalmente, porque si los dos miembros de la pareja no trabajan una familia no se puede mantener. Era un debate que, por una razón u otra, creía superado. Pero cuando escuchas a mujeres progresistas decir que ante todo son madres... Quiero decir, yo también pienso que ser padre es la mayor responsabilidad que puede asumir un ser humano, al menos durante el período de tu vida en la que tus hijos dependen de ti, pero una definición reduccionista de ese tipo es una trampa usada a lo largo de la historia contra la mujer, una trampa que daba a entender que la que no lo sacrificaba todo por su familia era una mala mujer, una trampa que aún hoy sigue funcionando.
En esta sociedad utilitarista, en la que insistimos en pensar que una persona vale lo que vale su trabajo, continuamos pensando que una mujer debe sentirse, o aspirar a ser, madre por encima de todas las cosas. Yo, por mi parte, no pienso juzgar a la que no quiera sacrificar su carrera profesional y/o su vida personal por ser madre; o a la que, siendo madre, se sienta al mismo nivel pareja, amante, trabajadora o cualquier cosa de la que se sienta orgullosa o le guste. Y también respetaré a la que quiera ser madre por encima de todas las cosas, pero porque ella lo quiera así, no porque nadie lo dé por sentado.