
No es mi intención alarmaros, pero no sé si estabais al corriente de que, desde hace años, el huevo duro que se pone en el catering de los aviones no es como el que coméis en casita. Es como el que véis en la foto: una suerte de barra plastificada de la que se cortan rodajas de huevo duro (¡!).
El invento a simple vista puede resultar inquietante, incluso alguno habrá pensado en el Photoshop, pero no, esta vez los chicos de Adobe no tienen la culpa. Es real, palpable y comestible. De hecho, ¡lo más probable es que ya lo hayáis comido! Pero si inquietante es la imagen, a mí lo que más me preocupa es cómo demonios han conseguido semejante... engendro.
Tengo dos teorías: la primera es que los japoneses (inventores del asunto, cómo no) han logrado que las gallinas pongan huevos oblongos. Entonces, bastaría con cocerlos como hemos hecho toda la vida y ¡voilà! barra de huevo duro. Parece improbable, pero no nos apresuremos a descartarla.
La segunda teoría es que han separado la yema de la clara, meten la yema en un molde alargado, la cuecen y ya tenemos barra de yema de huevo duro. A continuación envasan esa barra de yema rodeada de clara, cuecen la clara y ya tenemos lo que vemos en la foto. Quizás no sea exactamente así, pero debe ser algo parecido.
No sé, ¿no os pica la curiosidad? No dudéis en enviarme vuestras teorías o, si alguien conoce el verdadero mecanismo, que no dude en iluminarnos. Y con esto doy por concluida la entrada más rara del blog.